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  Calamaro, la Real Sociedad y yo mismo
  Entrevista Calamaro x Lanata
 

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Entrevistas de Andrés Calamaro

Calamaro x Lanata

AC: - No me emociono mucho en los conciertos, ¿sabés? Estoy 
siempre pensando en 2 o 3 cosas a la vez... Estás atento al sonido,
 a los pequeños errores, esas cosas...
JL: - La gente estaba pendiente de lo que ibas a decir por el juicio,
 y algo dijiste...
AC: - Apenas... no quería bajar mucha línea, no quería decir algo 
de lo que luego me pudiera arrepentir, pero no por miedo sino 
por discrecion.

JL: - Es increible lo que pasó con esta causa, hasta termina siendo 
insólito, muestra la estupidez del sistema.

AC: - En realidad... soy culpable, ¿no? La verdad es que soy 
culpable. A esta altura no quiero yo... recular, ¿no? Voy a ir y a decir 
lo que pienso, creo que es interesante.
JL: - Ahora...sos culpable pero el delito puede no ser excarcelable. 
Tampoco te hagas el canchero porque podés ir adentro...

AC: - Yo no tengo miedo de ir preso por eso. Con la población carcelaria no tengo problemas. 
Haría buenos negocios (ríe). Tengo unos buenos contactos adentro como para poder soportar 
bien la temporada.

JL: -Te veo de buen humor, en mucho mejor estado... ¿que pasó en el medio?
AC: -La parte del medio no es la mejor
JL: -¿Por qué?
AC: - Dejar las drogas es complicado, no es un jardín de rosas. Para nada.
JL: -¿Cómo tomaste esa decisión?
AC: -De alguna forma ocurrió. Hace falta voluntad, aburrirse y sentirse un pelotudo.
JL : -Hace falta quererlo, en principio
AC: -Con amor y con inteligencia es posible. De todos modos yo todavía estoy...intentando que...
 también me guste vivir así, ¿no? No tengo nostalgia de la falopa, pero la vida así tampoco es 
gran cosa... es un poco aburrida.
JL: -¿Y era gran cosa antes?
AC: -Y, se hacían grandes cosas... No sé, tiene su lado patético. Hice grandes cosas gracias 
a las sustancias, a los amigos y a la voluntad de querer escribir. No me arrepiento de compartir
 mi biografía con la droga. Hay que tratar de no tener problemas con la cocaína, o con la base 
¿no?. Pero el resto...

"Para mí la única felicidad del trabajo es hacerlo mejor que nunca, que el próximo concierto 
sea el mejor de mi vida, realmente. Eso es lo que a mi me hace feliz."





Lo acompañará el grupo Bersuit


"¿Te imaginás que bueno que estaría ser la banda de Andrés?" El de la pregunta en estado de 
excitación es Daniel Suárez y el del oído atento, Pepe Céspedes, una de las voces y el bajista 
de Bersuit Vergarabat, respectivamente. La escena ocurrió hace poco más de un mes, en una 
sobremesa de un hotel mendocino, poco antes del cierre de la gira bersuitera, con Andrés 
Calamaro como invitado de lujo.

Y el sueño se hizo realidad. Durante todo diciembre, el músico radicado en España (que desde 
hace seis años no realiza un concierto en el país) estuvo ensayando en la quinta de Bersuit y el 
11 de febrero actuará en el Cosquín Siempre Rock. ¿Cómo será el show? Más de veinte temas 
de toda la carrera de Calamaro (incluyendo algunos de Los Abuelos de la Nada y Los 
Rodríguez), con Andrés en piano y voz, y los músicos de Bersuit en sus respectivos puestos.

"También ensayaron tangos, algunos chamamés y varios clásicos de rock nacional, como 
«Postcrucifixión». Andrés está en un momento especial y está cantando con mucha emoción. 
Tiene una energía tremenda", cuentan desde el seno de la banda.

Pero la unión no quedará aquí, sino que el show en Córdoba será el aperitivo de un posible 
ciclo de conciertos en un teatro porteño, en marzo de 2005 y con posible registro en DVD. 
¿El pelado Cordera tendrá vacaciones? Nada de eso, el cantante oficial de Bersuit quiere 
trabajar como manager personal de Calamaro.

Ayer, el álbum "El cantante" fue elegido por los músicos locales como el mejor del año, en 
una encuesta realizada por Página/12 y Calamaro respondió: "Mi sensación es de gratitud: 
los músicos me reciben como si fuera Jesucristo que baja de la cruz, Jesucristo resucitado".
 Andrés Calamaro ha vuelto para quedarse y, casi sin querer, se armó su propia banda con 
músicos ajenos. Todo empezó como un delirio, pero, seguramente, terminará como otro 
capítulo de la historia del rock de acá.

Sebastián Ramos

Calamaro en Argentina:
"Mi sensación es de gratitud"

El Músico Anteriormente Conocido Como El Salmón le bajó un cambio a la composición 
afiebrada y se despachó con un álbum esencialmente compuesto de versiones del 
cancionero latinoamericano. Y tras su regreso a la Argentina, sus colegas votaron por 
El cantante. Pero Andrés, sorprendido y humilde, advierte: "No siempre ganan los mejores".

Por Javier Aguirre

Es la primera vez que Andrés Calamaro recibe a un periodista en su casa desde su regreso
 a la Argentina. Por las ventanas abiertas entra un sol eufórico, y el cantante que fuera salmón
 luce pleno, vital, entusiasmado y sonriente. Casi cien músicos eligieron en la encuesta de 
fin de año del No como mejor disco a El cantante, una decisión soberana y democrática 
que Andrés califica de "increíble" y agradece con mucha emoción.

Da tres zancadas hasta la compactera, pero, a diferencia de lo que fuera su costumbre 
durante su anterior estadía en el país, esta vez no sonarán mil y dos canciones inéditas 
grabadas en la soledad de una portaestudio y bajo una corona de escamas: "
¿Escuchamos el ensayo general para el show de Cosquín Rock? La condición es no 
preguntar quiénes son los músicos", propone, con gesto pícaro, y anticipa así lo que será 
su regreso oficial a un escenario desde la ya lejana gira de Honestidad brutal, en 1999. 
El repertorio –cálido, irresistible, bailable, emotivo– abarca hits y sorpresas de sus últimos 
cuatro discos, más alguna (sub)versión de Los Rodríguez; desde Estadio Azteca y Te 
quiero igual hasta Nos volveremos a ver y Media Verónica. La voz del cantante conmueve, 
los arreglos van de la sutileza a la hinchazón de pecho, y las clásicas composiciones de 
Calamaro fluyen en un enérgico latido que recuerda a una de las tres bandas más 
convocantes de la Argentina.

Y ahí va la pista sobre quiénes lo acompañarán en vivo:
"Voy a llevar a un grupo muy 
especial, gracias al cual voy a estar allí. No fue iniciativa mía volver a tocar sino voluntad de 
los músicos. Casi toda la responsabilidad de que yo esté en Cosquín es de Gustavo 
Cordera, que es un especialista en derribar voluntades. No supe decir que no a tiempo, y 
ya no me queda más remedio que presentar el concierto".


–¿Qué significa para vos la elección de El cantante como disco del año?
Lo agradezco mucho, los músicos me hacen sentir como un hermano.

Parece mentira que en un año en el que salieron discos tan buenos hayan votado a 
El cantante, que es una producción sin canciones escritas en el último año. Entiendo el 
mérito de las guitarras del Niño Josele y de la producción de Javier Limón; y asumimos 
haber ganado con la mayor humildad posible. Pero, en realidad, creo que el disco que 
tendría que haber sido votado, en su momento, es El salmón. Sólo debería aceptar premios
 por ese álbum... Grabar es difícil, y terminar un disco deja una sensación de abandono; 
pero lo bueno que deja es el respeto y la amistad de músicos y amigos de España y la 
Argentina. Es lo máximo que te puede dar la música.

–¿Qué otros discos te llamaron la atención?
–No siempre gana el mejor. Sorprende que no hayan ganado los de los Decadentes, 
Intoxicados, Vicentico, Turf, la Bersuit, Flavio, Palo Pandolfo, La 25, Pappo o el Indio Solari. 
Son discos muy importantes, de mucho mérito, que deberían haber ganado la encuesta, y 
que seguramente ganarán otras encuestas. Elegir sólo uno sería ingrato: el otro día voté en
 un concurso de baile femenino de rock and roll, y ya sufrí por dejar afuera a parejas que 
bailaban muy bien. Así que imaginate eligiendo discos... Quiero aprovechar para recordar 
que yo beso la mano de los Corleones de la música y el arte de Buenos Aires, que son 
Pappo y el Indio Solari, artistas que además de ser señores, nos inspiran, y ya hacían cosas
 buenas con carácter, seriedad y atrevimiento cuando los demás todavía balbuceábamos. 
Hay que sacarse el sombrero por ellos. Y, en realidad, preferiría no haber ganado esta 
encuesta y que ese lugar lo tuviera el Indio.

–Desde que llegaste al país, subiste a varios escenarios como invitado. ¿Esperabas tanta
 calidez?

Mi sensación es de gratitud: los músicos me reciben como si fuera Jesucristo que baja 
de la cruz, Jesucristo resucitado. Creo que, de forma voluntaria o involuntaria, hice de mi 
música y mi trabajo una especie de mártir de estas épocas. Frente al puterío, o a criticarse
 todo el día, mis aventuras con la portaestudio y los Poetas de la
Zurda fueron una actitud más poética y más kamikaze. Eso fue antes. Fueron años en los 
que no recibí la caricia del aplauso ni de la venta de discos sino que me convertí en un 
piquetero de las grabaciones. Y los músicos, que son amigos y buena gente, pagan 
tributo a esa línea de conducta –quizás aberrante– que tuve en los últimos años
.

–¿Cómo encontraste a la Argentina?
–No siento que me haya ido. Y pido disculpas si tardé demasiado en volver. Cuando 
estaba en París, Atahualpa Yupanqui decía: "Argentina soy yo". Era su pacto de no agresión
 con París. Yo no recorrí la Argentina entera y quiero tener tacto para hablar de eso, no 
voy a decirle a la gente que hoy vive en una humildad extrema que Puerto Madero está lindo
 y lleno de turistas. Creo que somos un mejor país que antes y que ocupamos un lugar 
interesante en el mundo.

–¿Cómo va a ser tu regreso al escenario, en Cosquín Siempre Rock?
–Hace tiempo que no toco y va a haber otras bandas muy buenas, así que no quisiera 
ocupar un papel demasiado estelar. Pero también asumo la responsabilidad, espero tocar
 en un buen horario y que la garganta me acompañe. Mi actitud en los conciertos siempre 
fue el desprecio y la entrega. No me gustan los conciertos muy largos, ni me imagino 
corriendo por el escenario. Que no se ofenda nadie: me encantan los conciertos de los 
Babasónicos, estuve en el Luna Park y parecían los Rolling Stones del '75, en la época de
 Billy Preston. Pero ya no es mi estilo, no me gustan las pantallas gigantes ni el vestuario. 
Tocar en un festival no está para nada entre mis variantes preferidas para trabajar, pero 
me dejaré llevar, con mucha concentración, y la voy a pasar bien. Y espero que si, durante 
el show, nace un niño cordobés, le pongan de nombre Cosquín.

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